¿Qué características le das a tu mejor amiga o amigo? Tal vez: honesto, confiable, amigable y que esté a tu lado aunque no lo veas a diario. Lo mismo ocurre con tu anticonceptivo, pues cualquiera que sea el método que hayas elegido, deberá brindarte alegría y tranquilidad a ti primero que a nadie.
Es decir, el DIU, el SIU, la píldora, el condón femenino o el parche, lo seleccionaste porque así te convino a ti y no a otros. El anticonceptivo —del mismo modo que tu mejor amigo— te hace feliz a ti, no a tu mamá, a tu papá, a tu hermana o a tu novio.
Si todas las mujeres sabemos eso: el anticonceptivo es un tema individual, ¿por qué entonces renunciamos a nuestro anticonceptivo tan fácilmente para complacer a los demás? Conoce algunos testimonios, los nombres fueron cambiados.*
Él me dijo: te voy a embarazar…
Decidí que no iba a ser mamá hasta después de viajar por el mundo y terminar la universidad, comprar un departamento y encontrar algo maravilloso a qué dedicarme por el resto de mi vida. Entonces, mi mejor amiga y yo tuvimos una asesoría anticonceptiva, nos decidimos por la T de Cobre y nos las pusimos. ¡Prometimos no decirle a nadie para evitar malos entendidos!
He tenido dos novios y ellos ni enterados de mi anticonceptivo. Incluso uno me dijo: “si te sigues descuidando te voy a embarazar”, yo solo me reí.
Sandy, 25 años
Le “lastimaban” los hilos a mi novio.
Siempre había tenido dolores terribles por la menstruación e incluso me “bajaba” durante siete días. Cuando mi médica me recomendó y colocó el SIU (el sistema intrauterino hormonal) se me quitaron por completo los cólicos; mi regla se redujo a menos de la mitad: ¡menstruaba solo 2 días!
No sabía que un anticonceptivo te podía ayudar con las menstruaciones dolorosas y abundantes. Y entonces conocí a un chico, comenzamos la relación y cuando “lo hicimos” me dijo que “sentía los hilos” de mi anticonceptivo. Tuvimos varios enojos por lo mismo, porque yo no quería renunciar a vivir una vida sin dolor menstrual. Le dije que probáramos otras posiciones sexuales, pero él se aferró.
Así que me lo quité y, a los días comencé otra vez con lo de antes: dolor, manchados, accidentes, mal humor y tristeza. La verdad me sentí incomprendida y lo nuestro no duró mucho. Tuve que volver a ponerme otro SIU y me enojé conmigo misma porque yo creía que él de verdad me amaba, pero resulta que tampoco quiso que yo usara la píldora ni él se puso el condón. ¡Mi médica me dijo que debía siempre pensar en mi antes que en cualquier novio porque si no iba a estar cambiando de anticonceptivo cada rato, y sé que tiene razón!
Susy*, 33 años
Ya no quiero ser mamá.
Nosotros somos de una religión diferente, pero mi esposo es un fanático de ella y se negaba a que yo usara anticonceptivos. Decía que Dios nos mandaría los hijos que “debíamos tener”. Tenemos cuatro hijos y la verdad comencé a tomar las píldoras anticonceptivas desde hace 5 años.
Comencé a tomar el anticonceptivo porque mi esposo perdió su trabajo y estaba todo el día en la casa, nosotros sin comer y él de mal humor. Solo se le quitaba, y por ratos, cuanto me “metía a la cama”. Yo ya no quiero ser mamá, es muy cansado.
Alma*, 32 años
Mis padres se enojaron.
Fui directo a la farmacia y me compré unas pastillas anticonceptivas, 300 pesos el mes. Un día mi mamá revisó mi recámara y las encontró. Se armó un relajo en mi casa, hasta los vecinos se enteraron por tanto grito. La neta es que no entiendo: ¡si usas anticonceptivos mal y si te embarazas peor! Yo me los sigo tomando a escondidas, los vacié de su empaque y los tengo en una dulcera.
Ofelia, 20 años
Recuerda que es tu cuerpo, tu sexualidad y tu anticonceptivo.
Si tienes dudas de los anticonceptivos y de servicios ¡contáctanos!, en Fundación Marie Stopes estamos en el 5555430000 y en el whatsApp 5560512740.
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Por Guadalupe Camacho, @Lupichick, periodista y académica mexicana.
En el siguiente video encontrarás otros testimonios de chicas usando el implante, DIU y SIU,