El siguiente texto contiene los relatos de distintas mujeres, alrededor del mundo, que abortaron. En esta nota no está México, sin embargo, esto mismo pasa en nuestro país. Mujeres, por ejemplo de Chiapas, Oaxaca y Guerrero que deben trasladarse a la ciudad de México por un aborto seguro, mujeres en otros estados que desconocen las leyes en sus entidades para poder interrumpir su embarazo, como por ejemplo una violación o si su vida está en riesgo. Historias como las del siguiente texto también existen en México, por ello es que en Marie Stopes buscamos que el aborto sea legal y seguro en toda la República Mexicana.
Esta primavera, los votantes en Irlanda derogaron un veto constitucional al aborto de 35 años de antigüedad, uno de los más estrictos de Europa. En Polonia, los políticos están impulsando un esfuerzo renovado para restringir el aborto. Una propuesta de ley para legalizar el aborto avanza a cuentagotas en el Congreso de Argentina.
En Estados Unidos, se espera que la salida del juez Anthony Kennedy y su sucesor, Brett Kavanaugh, a quien eligió el presidente Trump replanteen los frentes de batalla legales respecto al derecho al aborto.
Detrás de la agitación de los debates públicos se encuentran las experiencias personales: un embarazo no planeado, violación, influencia familiar, una crisis médica, sentimientos de pérdida.
Incluso en lugares en los que la práctica es legal, puede ser complicado hablar del tema. Cuando invitamos a nuestros lectores a compartir sus historias, más de mil trescientas mujeres respondieron desde más de treinta países, lo que nos mostró un amplio rango de motivos, medios y consecuencias de un aborto.
Elegimos trece historias, que presentamos a continuación, provenientes de distintos puntos del planeta. Estas reflejan el espectro de la legislación referente al aborto y el importante papel que desempeñan el dinero, la tecnología, la información y la cultura para determinar la seguridad y las consecuencias del procedimiento. Los relatos han sido editados con fines de claridad y de protección de la identidad de las personas involucradas.
Dinero
El dinero tiene una función crucial en el acceso a un aborto seguro, especialmente en países donde el procedimiento es ilegal.
Tegucigalpa, Honduras
Según el código penal hondureño, el aborto es ilegal en todos los casos. En el código de ética médica existe una posible excepción en casos en los que un aborto pueda salvar la vida de una embarazada, pero eso es algo que puede ser difícil de determinar y el código de ética no alcanza el nivel de legislación nacional.
GG: Apenas tenía 16 años. Mi pareja en aquella época no era la ideal; estaba estudiando y no tenía estabilidad económica, y yo siempre he tenido miedo de la maternidad.
Encontré un médico en mi comunidad, le hablé de mi situación y decidió “ayudarme”. Para él era una situación riesgosa y yo no contaba con la fuerte cantidad de dinero que me pidió. Dijo que me haría un descuento si tenía relaciones sexuales con él. Atemorizada, acepté.
Luego de que le “pagué”, inyectó una sustancia e introdujo unas pastillas en mi útero. Fue doloroso, como una especie de cólico, pero peor. No podía decirle a nadie y estaba preocupada porque durante la noche ni siquiera sangré. Tenía miedo de que no funcionara y de que terminara con un bebé enfermo.
A primera hora del día siguiente fui al médico. Me examinó y dijo que el embarazo estaba en una etapa tan temprana que mi cuerpo había reabsorbido todo [los restos del embrión].
Tiempo después volví a tener mi periodo menstrual. Fue abundante y tenía mal olor, pero desde entonces no he presentado irregularidades. Hasta hoy desconozco las repercusiones que esto pudo haber tenido en mi cuerpo.
Nadie se enteró, excepto mi pareja. Tuve que seguir con mi vida como si nada hubiera pasado.
Dublín, Irlanda
Hasta esta primavera, el aborto había sido ilegal en Irlanda, a excepción de cuando se practicaba para salvar la vida de la mujer.
Caoimhe: Ambos sabíamos que no había manera de que pudiéramos costear traer un hijo al mundo. Sabíamos qué teníamos que hacer, así que agendamos una cita para un aborto quirúrgico en una clínica en Mánchester [Inglaterra].
El procedimiento quirúrgico fue horrible, pero la enfermera sostuvo mi mano durante todo el proceso. Cuando ya nos marchábamos, me dijo que esa tarde descansara y tomara los antibióticos. Debía esperar una hemorragia abundante los días siguientes, pero era normal.
Cuando llegamos al hotel, intenté dormir, pero un anuncio en la cómoda del hotel me llamó la atención: “Cargo por exceso de suciedad: 150 libras”. Hasta ese momento había sido muy valiente, pero simplemente no pude soportar más.
El hotel, los vuelos de último momento, el transporte al aeropuerto y de regreso, la cirugía —mi tarjeta de crédito estaba a tope—. Ya no podía pagar 150 libras más (200 dólares).
Mi novio ya estaba dormido en la cama, así que fui al baño, enrollé mi chaqueta a modo de almohada y permanecí en la tina, llorando hasta que me quedé dormida.
Sentimientos de pérdida
Para algunas mujeres, el aborto conlleva un dolor irreparable, particularmente cuando se suma a otros sucesos traumáticos como una pareja violenta.
Kuje, Nigeria
El aborto es ilegal en Nigeria a excepción de cuando se practica para salvar la vida de la mujer.
RL: Mi novio quería tener relaciones sexuales, pero yo no tenía ganas. Intentó penetrarme. Yo batallé para resistirme.
Semanas después enfermé. Fui al hospital y me dijeron que estaba embarazada.
Enfrenté a mi novio, pero no aceptó el embarazo. Pensé que con esto le rompería el corazón a todos los que me habían cuidado. Tenía mucho miedo y estaba completamente sola ante la situación.
Dos meses más tarde, volví a enfermar y regresé al hospital; un análisis reveló que tenía veinte semanas de embarazo. Seguí con el embarazo, pero el bebé nació muerto a las 37 semanas.
Tardé mucho en recuperarme después de la muerte de mi hijo. Sigo sintiéndome responsable de alguna manera de que el aborto fallido haya expuesto al bebé a una infección.
Lexington, Massachusetts, Estados Unidos
El aborto es legal en Estados Unidos. Cada estado tiene sus propias restricciones para el procedimiento, incluyendo periodos de espera o límites de tiempo, por lo general, antes de las veinte a veinticuatro semanas de gestación.
GR: Ya teníamos tres hijas cuando se presentó un embarazo inesperado. Mi marido repetía que solo quería un cuarto hijo si era niño. Sugirió que me hiciera una prueba para conocer el sexo del bebé a las once semanas. Cuando le dije que no lo haría optó por el aborto.
Una fría mañana de enero de 2009, mi ahora exesposo me llevó a una clínica, que hoy en día está cerrada, fuera de la Carretera 9 en Boston. Recuerdo ir sentada en el auto detrás de él, y no a su lado, pues ese aborto era idea suya.
Entramos a la sala de espera, donde mi esposo pagó el aborto. Lloré durante una hora sentada en una silla a su lado. No pude completar el formulario de ingreso. No pude marcar la casilla en la esquina inferior de la página que preguntaba si había coerción.
Estaba temblando, llorando y asustada. En determinado momento, un trabajador de seguridad canoso se me acercó y dijo: “Usted no debería estar aquí”.
Con gran reticencia, firmé el formulario y esperé mi turno.
Años después de eso, escucho el llanto de los recién nacidos —en la tienda de abarrotes, en el aeropuerto camino a un viaje de negocios, en los parques, en las aceras— y me asalta el recuerdo de aquel frío día de enero.
Brisbane, Queensland, Australia
La legislación australiana en cuanto al aborto varía en cada estado. En Queensland es ilegal salvo cuando se practica para proteger la salud física y mental de la mujer.
S: Después de seis intentos de fecundación in vitro, concebimos un bebé. Durante nuestro primer trimestre de pruebas descubrimos una alteración cromosómica. Yo tengo un hermano con la misma discapacidad, a quien tendré que cuidar una vez que mis padres ya no puedan hacerlo.
Fue principalmente debido a ese factor que tomamos la decisión y también porque no deseábamos que nuestro hijo tuviera una vida de dificultades y dolor.
A pesar de ser un delito en mi estado, mi obstetra y un colega suyo se encargaron de la documentación para hacer una excepción y practicar un aborto quirúrgico a las doce semanas. Los cuidados fueron adecuados y no me sentí juzgada. El desembolso total ascendió a 500 dólares australianos (300 dólares estadounidenses).
Fue una experiencia traumática que me cambió para siempre. Yo siempre estuve a favor de la libre elección, pero jamás pensé que sería yo quien tendría que tomarla.
Portsmouth, Reino Unido
Desde 1967, el aborto ha sido legal en gran parte de Inglaterra, Escocia y Gales para embarazos que no superen las veinticuatro semanas. Debe ser practicado por un médico y también se requiere la autorización de otros dos médicos.
GD: Nadie me dijo lo mal que me sentiría después. Incluso contemplé el suicidio. Una amiga cristiana me apoyó durante el proceso de recuperación. Fue un proceso largo y sigo extrañando a mi bebé.
El internet
El internet ha difundido información acerca del aborto y además ha dado acceso al procedimiento. Sitios en internet como Women on Web, con sede en los Países Bajos, ofrecen las píldoras necesarias para un aborto farmacológico en etapa temprana. A cada mujer se le ofrece una consulta en línea con un médico certificado antes del envío del medicamento, que en general consiste en pastillas de mifepristona y misoprostol, inductores del aborto.
Lusaka, Zambia
En Zambia, el aborto es legal en términos generales por razones socioeconómicas o de salud, pero se requiere la autorización de tres médicos y debe llevarse a cabo en un hospital. La violación de dichas normas conlleva penas de hasta siete años de prisión para el prestador de servicios y catorce para la paciente.
SN: Tenía una relación estable de dos años con mi novio y estaba tomando anticonceptivos. Dejé de tomar la píldora accidentalmente durante unos días y la tomé de nuevo en cuanto lo recordé, pero ya estaba embarazada.
Trabajaba de tiempo completo y estudiaba la maestría —no podía tener un bebé—. De hecho, no me gustan los niños y jamás había deseado tener ninguno.
El proceso de buscar un aborto por medio del sistema gubernamental fue tormentoso. Cada paso parece ser un acto disuasorio. Se necesitan varias sesiones de terapia con prestadores de servicios listos para hacer observaciones maliciosas con el fin de avergonzarte o menospreciar tu situación y tu elección.
Al final, decidí renunciar a todo el sistema legal y comprar píldoras de misoprostol con un farmacéutico que conocía y que estaba dispuesto a vendérmelas sin receta.
Tenía ocho semanas de embarazo y no estaba segura de que fueran adecuadas para mí, de la dosis correcta ni de las instrucciones adecuadas para la toma. Ninguno de los farmacéuticos que consulté pudo ayudarme. Por último, recurrí a varios sitios de internet que ofrecían instrucciones.
Tomé las píldoras como se indicaba en las instrucciones en línea y esperé. Sentí cólicos muy fuertes y náuseas, pero ningún otro síntoma.
He animado a todas mis amigas a seguir este camino en caso de que en algún momento tengan un embarazo no deseado.
Este de Polonia
En Polonia el aborto es legal cuando la vida de la madre está en riesgo, así como en casos de violación, incesto o defectos prenatales.
K: Por alguna razón mis píldoras anticonceptivas no funcionaron. Tengo más de 40 años y dos hijos. Nuestra situación económica no estaba clara y no teníamos planes de tener otro hijo.
Contacté a Women on Web y obtuve un medicamento para abortar.
La parte más estresante fue esperar la entrega, pues los funcionarios de aduana en Polonia revisan los paquetes de este tipo.
Durante el aborto estuve sola, pero conté con la ayuda de otras mujeres en línea. Eso fue muy importante para mí y me hizo sentir acompañada.
Solo mi esposo está enterado; no se lo dije a nadie más. Confesar un aborto aquí es prácticamente un suicidio.
Sensación de liberación
Algunas mujeres recuerdan sus abortos como un acto decisivo de autodeterminación.
Ciudad de Oklahoma, Estados Unidos
Oklahoma es uno de muchos estados que requiere la presencia física de un médico para practicar un aborto farmacológico.
Ashley: Me encontraba en un matrimonio donde había violencia emocional y tenía dos hijos pequeños. Ya estaba deprimida. Un tercer hijo agravaría mi depresión y me volvería incapaz de ser una buena madre para los dos niños que ya tenía.
Por suerte, descubrí mi embarazo con suficiente prontitud para inducir el aborto con un medicamento de Planned Parenthood.
Luego fui a casa de mis suegros, pues ellos podían ayudarme a cuidar a mis hijos. Pasé gran parte del día descansando en la tina sola y tuve hemorragia severa durante un buen tiempo.
Este aborto no me entristeció. Por el contrario, lo asimilé como un proceso necesario para proteger a mis hijos. Mi ahora exesposo nos infundía cada vez más miedo.
He preferido no contarles esto a muchas personas porque no quiero discutir con mi familia. Es más sencillo pasar tiempo juntos sin que me juzguen.
Calgary, Alberta, Canadá
No hay legislación federal que prohíba el aborto en Canadá, pero las leyes provinciales varían. En Alberta, los abortos son legales hasta las veinte semanas.
JT: Me practicaron un aborto quirúrgico gratuito en una clínica en la ciudad donde vivo. Fue una de las decisiones más sencillas y relevantes que he tomado.
La mañana de mi procedimiento no se me permitió comer ni beber nada. Debí llevar a una persona a la clínica para que me esperara y me llevara a casa. Una vez que cruzamos la seguridad a la entrada, me admitieron y me llevaron a la sala de espera. Luego, dejé a mi amiga, me puse la bata y esperé en una sala común con otras pacientes.
Después del ultrasonido, que no me obligaron a mirar, y de otra sala de espera, me llevaron a mi intervención quirúrgica. Di mi consentimiento y me sedaron.
Al despertar, pensé que me había quedado dormida y no me habían hecho la operación, pero ya había terminado. En la clínica, me sentí segura y aliviada. Siempre me sentiré agradecida por haber podido practicarme un aborto.
Reacción en cadena
Las consecuencias de un aborto son muy variadas. En países donde el procedimiento es ilegal, las pacientes pueden correr riesgos a la salud y sufrir el estigma social. En lugares con acceso libre, las mujeres pueden recibir cuidados suplementarios como anticonceptivos o análisis para identificar enfermedades de transmisión sexual.
Ciudad de Baguio, Filipinas
El aborto está permitido si tiene el fin de salvar la vida de una mujer, pero la ley no lo establece explícitamente. Las mujeres de bajos recursos recurren a la medicina herbolaria buscando pociones para abortar, y el Instituto Guttmacher, una autoridad mundial en investigación de salud reproductiva, calcula que aproximadamente mil mujeres filipinas mueren cada año a causa de complicaciones ocasionadas por un aborto.
Después de que una mujer aborta, incluso en etapas tan tempranas como la décima semana de embarazo, puede experimentar escurrimiento de calostro, una forma temprana de lactancia.
Mia: Era 1998 y yo tenía 20 años. Descubrí que estaba embarazada en vísperas del Día del Padre. Felicité a mi novio al día siguiente con una tarjeta del Día del Padre. Estaba feliz.
Al día siguiente fui a que me hicieran un ultrasonido. Ahí me enteré de que tenía dos meses de embarazo. Quedé pasmada. Había estado saliendo con mi novio desde marzo, pero no tuvimos relaciones sexuales sino hasta el mes de mayo. El bebé no era suyo.
Cuando llegamos a casa aquella tarde, llovía a cántaros, no había electricidad y aun así debía decírselo. Obviamente estaba molesto. Luego de un tiempo dijo que la decisión era mía. Decidí abortar.
El aborto no es legal en mi país, así que lo hice en secreto. La abortista nos cobró 10.000 pesos filipinos (aproximadamente 500 dólares, con el ajuste de la inflación), 1000 por cada semana que llevaba —una fuerte suma para una pareja joven—.
La noche del aborto, mi novio me llevó a un punto establecido. Un chico, de unos 12 años, se reunió conmigo y caminamos unos minutos hasta llegar a una casa de tablillas en una de las zonas más pobres de la ciudad.
La “abortista” me llevó a una habitación con una iluminación muy tenue. Antes me había dado la instrucción de llevar conmigo un camisón. Me dijo que me lo pusiera. Entonces trajo unas pastillas y un vaso con agua para que me las tomara. Eran como las ocho de la noche. Luego me señaló una cama y me dijo que durmiera hasta que llegara la hora.
Como a la medianoche me despertó el dolor ocasionado por las contracciones. Llamé a la abortista y vino de inmediato. El dolor aumentó deprisa hasta el punto en el que me dijo que pujara, y así lo hice. Terminó muy rápido.
Me preguntó si quería saber el sexo del bebé. Respondí: “Hindi” (No). De cualquier modo me dijo que era un niño, solo en caso de que mi novio quisiera saber.
Procedió a limpiarme y luego dijo que era tiempo de marcharme. Así, a altas horas de la madrugada, caminé de vuelta al costado del camino con el mismo chico. Mi novio estaba esperando y nos fuimos a casa.
Al día siguiente escurría calostro de mis senos. No sabía qué hacer. Me puse compresas tibias sin saber que eso fomentaría la producción de leche.
Terminé con un caso grave de mastitis que requirió cirugía. Tuve que decirle a mi cirujano lo que había sucedido, pero le rogué que no les contara a mis padres. En los documentos decía únicamente que había tenido una infección.
Tuve que dejar la escuela de Derecho para someterme a cirugía por la infección. Después ingresé a la escuela de Enfermería.
Hasta hoy mis seres queridos no saben acerca del aborto. Sigue siendo tabú hablar al respecto. ¿Que si me arrepiento de haberlo hecho? No. No estaba lista para ser madre y menos de un niño que no era producto del amor.
Dublín, Irlanda
Hasta esta primavera el aborto era ilegal en Irlanda a excepción de cuando se practicaba para salvar la vida de la mujer.
Amy: Nuestro bebé era muy deseado, pero le diagnosticaron anencefalia, una enfermedad mortal. Tuvimos que concertar un aborto quirúrgico en otro país. Nosotros cubrimos todos los gastos: los vuelos, los hoteles y el procedimiento.
Llevamos los restos de nuestro bebé en el equipaje de mano y los enterramos nosotros mismos en secreto.
Copenhague, Dinamarca
El aborto es legal en todos los casos, siempre y cuando el embarazo no exceda las doce semanas.
Stine: Descubrí que estaba embarazada y no quería tener al bebé, así que me practiqué un aborto.
En cuanto vi que la prueba de embarazo resultó positiva, llamé a mi médica y le conté la situación. Sin emitir juicio alguno, me dio el teléfono de una clínica que practica abortos a 14 kilómetros de donde vivo, así que era bastante accesible.
Llamé a la clínica y me dieron una cita para dos días después. El ginecólogo me hizo análisis de ETS, me dio el visto bueno y me habló del procedimiento del aborto farmacológico.
Semanas después fui a la clínica para revisión, con el fin de verificar que todo estuviera en orden.
No me costó nada, ni un centavo. Solo pagué los analgésicos.
No se lo he contado a mis padres porque soy muy joven, pero todos mis amigos me han apoyado mucho. Sin embargo, para mí no fue la gran cosa, así que ya no hablamos mucho al respecto.
Con información de New York Times.
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