Tengo la certeza de que no te dice mucho la palabra curetaje, pero si escribo legrado te es más familiar. Sin embargo, ambas palabras están íntimamente relacionadas. Te explico.
La palabra curetaje se usa en el mundo de la medicina para hacer mención de una cirugía por medio del raspado a fin de limpiar un órgano o tejido; se hace curetaje en las especialidades de odontología, urología, oncología y otras ramas de la medicina.
No obstante, en el mundo de la ginecología casi no se emplea la palabra curetaje sino legrado, que prácticamente es lo mismo. La palabra curetaje llega al español del francés: curegate que es raspar para limpiar con un curette (instrumento metálico que sirve para limpiar tejidos óseos o blandos) ¿Lo sabías?
Algunas personas llaman al legrado como curetaje, y a las legradillas como curettes, puesto que realizan el mismo trabajo.
Por su parte, la palabra legrado viene del latín lingula que tiene diversos significados, entre ellos lengua o lamer, también significa cuchara y en el siglo XII se llamaba lingula al instrumento que los veterinarios usaban para limpiar (raspando) los cascos de los caballos. Para el siglo XVI –y desde entonces– se designa a la palabra legra o legradillas a diversos instrumentos metálicos para llevar a cabo limpiezas quirúrgicas, especialmente en el área de le ginecología.
¿Adiós al legrado?
Comúnmente se cree que el legrado es sinónimo de aborto, ello es completamente equivocado. Puesto que en la ciudad de México –donde la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas es legal– ya no se usan legradillas ni curetajes, sino que se emplean pastillas y aspiración manual endouterina o AMEU.
Los legrados están en desuso puesto que el riesgo de sangrado es muy alto, ya que el raspado puede generar hemorragias y perforaciones del útero, en cambio con las pastillas abortivas y la AMEU no se daña el útero, ni se pone en riesgo la vida de la mujer, son mucho más seguras y son las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud.
Las legradillas o legras no son instrumentos fáciles de utilizar y solo manos expertas, calificadas y autorizadas deben manejarlas. Además, estos instrumentos quirúrgicos y metálicos deben ser desinfectados y esterilizados, pero en sitios donde hacen abortos clandestinos, no se tienen las medidas de higiene adecuadas.
Por eso ya no se utilizan los legrados sino las interrupciones legales del embarazo con pastillas, o bien con la AMEU que tiene una duración de apenas unos minutos.
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Por Guadalupe Camacho, @Lupichick, periodista y académica mexicana