Cuando hay un embarazo adolescente, un número importante de jóvenes no hace saber que está embarazada por miedo, desconocimiento o ignorancia, desde allí comienzan las afectaciones a su salud pues no se realizan los exámenes médicos, los ultrasonidos, ni toman vitaminas, y todo ello puede tener un gran impacto en su salud física y emocional.
En México, de 2015 a 2017 la Tasa Específica de Fecundidad Adolescente, de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, fue de 70.6 nacidos vivos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años.
Hay niñas mexicanas que están embarazadas desde los 12 años de edad, pero no se tienen registros precisos de cuántas son y qué afectaciones tienen por una gestación a edad tan temprana.
Afectaciones físicas.
Existe una diversidad de afectaciones para las adolescentes que se embarazan, entre las más comunes están:
Anemia. Es las concentración baja de hemoglobina en la sangre, causa cansancio extremo, dificultad para respirar, latidos irregulares del corazón, mareos, pies manos y fríos y otras complicaciones.
Aproximadamente el 14% de las mujeres embarazadas desarrollan anemia, pero en el embarazo adolescente la cifra puede ser de hasta el 54%.
Parto complicado y desgarres. Una niña y adolescente no tiene la madurez biológica para un embarazo y por tanto tener un trabajo de parto, entonces, tendrá problemas al momento de parto como:
- Trabajo de parto complicado
- Desgarres
- Cortes y costuras en la zona perianal
- Dificultades para recuperarse
Hipertensión arterial. Cuando la presión es alta, obliga al corazón a trabajar más duro para bombear sangre al resto del cuerpo. Esto hace que el ventrículo izquierdo del órgano cardiaco se engrose y conlleve el riesgo de ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca y muerte cardíaca súbita. Cerca del 62% de las embarazadas menores de edad desarrollan hipertensión gestacional.
Falta de crecimiento. Cuando una niña o adolescente queda embarazada, se detendrá su crecimiento, ya que todos los nutrientes y proteínas destinadas a la madre, ahora deben ser compartidas con feto.
Por tanto, ella no alcanzará su talla ideal, pero tampoco podrá alcanzar su madurez emocional ni cognitiva.
Afectaciones emocionales.
Rechazo a su hijo. La probabilidad de que la adolescente sienta rechazo hacia el bebé es mucho mayor frente una mujer adulta, esto es porque las jovencitas no están preparadas para asumir la responsabilidad que implica cuidar y mantener a un hijo.
Fracaso escolar. Es otro factor muy común en el embarazo adolescente puesto que tiene que dejar sus estudios para tener un trabajo (mal pagado) a fin de mantener a su hijo.
Los problemas de aprendizaje aparecen y en el peor de los casos, muchas adolescentes deciden dejar sus estudios y, en consecuencia, ellas tienen recursos limitados para salir adelante.
Incremento de problemas familiares. Los problemas familiares son bastante comunes ya que los parientes pueden mostrar rechazo hacia la madre adolescente, al igual que la pareja de la menor de edad.
Muchos padres de los adolescentes rechazan apoyarla nuevamente con estudios, comida y hogar.
Costos del embarazo adolescente.
Los costos de un embarazo adolescente no es tema que atañe solo a afectada o a su familia sino que es un tema nacional e internacional:
Cada año los servicios públicos de salud de México destinan cerca de 6 mil millones de pesos mexicanos para atender embarazos y partos de adolescentes.
Además, 67.4% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia nunca han cotizado en un sistema de seguridad social. Incluso, los ingresos anuales de las mujeres que han tenido hijos siendo adolescentes, resultan 31.6% menores a los de quienes fueron madres en edad adulta.
La pérdida estimada de ingresos por desempleo debido a embarazo adolescente equivale a 3 mil millones de pesos al año.
El impacto económico total del embarazo adolescente y la maternidad temprana en México sobre la actividad productiva se cuantifica en casi 63 mil millones de pesos.
Hace falta más educación sexual, hablarle a los jóvenes y adolescentes sobre salud sexual y reproductiva con información basada en evidencia científica, libre de tabús.
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Las y los adolescentes deben saber que pueden acceder a un anticonceptivo de largo plazo sin necesidad de acudir con sus padres a solicitarlo.
Por Guadalupe Camacho, @Lupichick, periodista y académica mexicana