El aborto legal y seguro debe seguir realizándose durante el estado de alarma para garantizar los derechos reproductivos de las mujeres.
El estado de alarma para la contención de los contagios por coronavirus hizo paralizar toda la actividad sanitaria que no sea urgente. Cirugías y otros servicios sanitarios no considerados apremiantes se han movido en el calendario para que los sanitarios se puedan centrar en la recuperación de los afectados por la pandemia.
Pero hay otros considerados no aplazables y que tienen que seguir su curso pese a la pandemia que estamos viviendo. Es el caso de la interrupción legal del embarazo. En la Ciudad de México y Oaxaca, el aborto a petición de la mujer está permitido hasta las 12 semanas de gestación.
El tiempo es un elemento fundamental para las mujeres que deciden interrumpir un embarazo y no se compadece con las medidas de aislamiento. Por ello, el aborto está dentro de los servicios sanitarios considerados como no aplazables por parte de las autoridades sanitarias y las clínicas siguen prestando sus servicios.
Las clínicas están abiertas y siguen funcionando con la normalidad posible, considerando que absolutamente todos los sectores de la sociedad se están viendo afectados. Las mujeres que necesiten recurrir al aborto pueden seguir haciéndolo con todas las condiciones de seguridad.
Como cualquier otro sector de actividad que sigue prestando sus servicios en estos momentos, se han redoblado las medidas de seguridad y protección tanto del personal como de las usuarias.
Salud sexual y reproductiva
A nivel de derechos reproductivos, no solo están garantizadas las intervenciones de interrupción voluntaria del embarazo, sino que también otro tipo de cuestiones relacionadas con la salud sexual. Todas las situaciones urgentes relacionadas con la salud sexual y reproductiva deben seguir siendo atendidas.
Porque un embarazo no deseado es de por si un momento de angustia e incertidumbre para la mujer y vivirlo durante una cuarentena, que impone aislamiento social y restricciones a los movimientos, puede agudizar estos sentimientos y la sensación de impotencia y parálisis.
«En el caso de una mujer en una situación de embarazo no deseado, depende mucho de su situación personal: puede tener tiempo para decidirlo y en ese caso no es una situación urgente, una vez que puede esperar dentro de los plazos legales. Pero a ella le puede estar generando tal cantidad de agobio y ansiedad, que esperar puede ser inviable y, en esos casos, hay que tomar otro tipo de decisión”, señala.
No bajar la guardia
La organización internacional por los derechos de las mujeres Women’s Link pide no bajar la guardia.
«Como suele pasar en muchas situaciones de emergencia no todos los derechos fundamentales son garantizados. Es necesario recordar que los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos y que todas las normas y leyes de excepcionalidad deben seguir incluyéndolos”, dice Viviana Waisman, presidenta de Women’s Link.
La organización llama la atención para países donde el aborto no está aún garantizado, o sólo lo está en parte del territorio y donde las mujeres se veían obligadas a viajar para tener acceso a la interrupción voluntaria del embarazo de manera segura y salubre. «En estos momentos, con las restricciones de viaje y el cierre de fronteras, esas mujeres están desamparadas», dice. “¿Qué pasa con las mujeres migrantes, las mujeres sin recursos, las que viven en zonas más rurales o en comunidades más afectadas por la objeción de consciencia?”, pregunta.
En Colombia, por ejemplo, donde el aborto sólo es legal en casos de malformación del feto, riesgo de la vida de la madre y violación, la asociación Profamilia, que opera en 66 clínicas y unidades móviles de planificación familiar en el país ha visto su actividad restringida. «Con las nuevas directrices no se pueden mover y eso dejará a mucha gente sin atención a nivel de salud reproductiva», dice Waisman.
También en Estados Unidos, en el Estado de Ohio, donde el aborto es legal pese a que en el último año se han intentado aprobar leyes cada vez más restrictivas, el gobierno ordenó parar las interrupciones voluntarias del embarazo, al considerarlas «procedimientos no esenciales». «El aborto está dependiente de plazos y tiene un tiempo legal para hacerse. Es, por eso, un procedimiento urgente que no puede apalzarse», ha declarado una portavoz de Planned Paranthood al Washington Post.
La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año se producen 22 millones de abortos no seguros. Al año, mueren 47.000 mujeres por complicaciones derivadas de esas prácticas. De cerrarse clínicas e impedir estos procedimientos a causa de la crisis del coronavirus, estos números, ya de por si apabullantes, podrían aumentar.
Con información de El Español