Esta semana, las redes en México explotaron tras darse a conocer la noticia de la detención de “YosStop”.
Yoseline Hoffman fue detenida y llevada al penal de Santa Martha Acatitla y durante los próximos días se definirá su situación legal.
La razón por la que detuvieron a la influencer mexicana es porque, en 2018, 4 hombres abusaron sexualmente de una joven menor de edad; mismos que se aprovecharon de su estado alcohólico para convertirla en su víctima.
Aunado a esto, la violación fue grabada y difundida. Fue así como llegó a manos de YosStop, quien deliberadamente decidió realizar el video “Patética generación”. En él, habla de la pelea que la víctima había tenido con otra joven; además, señala haber recibido y visto el video del abuso.
¿Libertad de expresión o prejuicio?
YosStop emitió una opinión plagada de prejuicios y comentarios repulsivos en contra de la joven abusada, revictimizándola y responsabilizándola por la violación. A raíz de esto, el caso se volvió viral y la víctima sufrió de un acoso tal, que se vio obligada a acudir a terapia y a denunciar a la youtuber junto a sus violadores.
Aquí surge la duda, ¿hasta dónde llega la libertad de expresión? YosStop se ha caracterizado por hacer videos emitiendo su opinión sobre temas polémicos; y en este caso, aprovechó la oportunidad de continuar creando contenido (a partir de un hecho visiblemente incorrecto), sin imaginar las consecuencias que sus palabras y actos llegarían a tener.
Sin embargo, aún con la detención de YosStop, el caso sigue abierto y a pesar de que comienza a haber justicia, aún falta que caiga todo el peso de la ley sobre los violadores sexuales, quienes ya deberían encontrarse tras las rejas.
Este hecho nos recuerda que en México necesitamos derrumbar miles de prejuicios, construir un ideal colectivo basado en el respeto a l@s demás, eliminar toda clase de revictimización de las personas que sufren abusos, y sin duda, impulsar la educación sexual y reproductiva.
Así mismo, es tiempo de replantearnos qué es lo que consumimos y a qué damos credibilidad, voz y difusión en las redes sociales. Dejemos atrás los prejuicios y recordemos que, si no tenemos nada bueno que decir, es mejor quedarnos callad@s.
Texto de nuestra compañera Elba Loera.
Con información de Expansión Política.