“Tenía casi tres meses de embarazo cuando, al despertar me sentí mojada, toda la sábana estaba llena de sangre, me levanté de inmediato, pero cuando lo pensé nuevamente me volví a acostar… le llamé a la ambulancia, pero llegó antes mi esposo y fuimos al ginecólogo, quien me dijo que había tenido otra pérdida gestacional, era la tercera en cuatro años”.

                                                                                                         Haydeé, 38 años

Las pérdidas gestacionales también llamados abortos espontáneos recurrentes o abortos habituales, pueden ser consecutivos o esporádicos y se presentan más allá de las 20 semanas de embarazo. La ciencia médica aún no sabe a ciencia cierta por qué ocurren.

Aproximadamente 50% de estas pérdidas no tiene un origen preciso, el resto obedece a diversas causas entre las que se encuentran: diabetes mal controlada de la madre, miomas uterinos, anormalidades en la tiroides, alteraciones cromosómicas y estructurales en los fetos, traumatismos (los accidentes automovilísticos son constantes puesto que las mujeres cada día manejan más vehículos, pero también por violencia doméstica o callejera), así como infecciones, problemas anatómicos en las mujeres y una gran diversidad de causas.

Se quintuplicó la pérdida gestacional en México

“A principios del año 2000 sólo el 2% de las parejas que se embarazaban perdían más de dos embarazos, hoy es el 5% al 10%. Es decir, el número de pérdidas ha aumentado drásticamente”, explica el biólogo de la reproducción Jesús E. Luján Irastorza.

¿La causa? se desconoce en 50% de los casos. “Hemos visto que cada día más mujeres buscan embarazarse después de los 35 años y ello puede ser una causa (puesto que es común la infertilidad), pero también la contaminación ambiental, así como la deficiente alimentación en las mujeres y el poco manejo de su estrés laboral y familiar pueden estar relacionadas”, precisa el experto.

“No sé qué tiene mi familia tanto materna como paterna, pero siempre alguna de las que se embarazan pierde uno o dos bebés… ya estaban ‘bien formaditos’ y de pronto pum, se les sale. Mi abuela tuvo como cinco abortos, mi mamá también y mis tías, incluso mi hermana mayor perdió una niña. En el lado de mi papá también, no sé si sea un castigo de Dios o un problema de la sangre que nos afecte como familia”.

Estela, 16 años

En México no existen cifras reales de cuántas pérdidas gestacionales se presentan cada año, pero de acuerdo con las estadísticas internacionales, cerca de 15% de los embarazos terminan de esa manera. Y eso representa en México más de 300 mil casos por año. Sin embargo, hay abortos espontáneos que ocurren desde la semana uno hasta la semana 8 o 9, pasan desapercibidas porque la mujer no sabía que estaba embarazada y el sangrado no es abundante.

“Existen dos clasificaciones de pérdida gestacional, la primaria es cuando el embarazo no es viable para llegar a la etapa final; la segunda es cuando la mujer sí tuvo hijos previos pero comienza a tener pérdidas recurrentes y no logra embarazarse nuevamente”, afirma el entrevistado.

Señalan a la mujer como la culpable

¿A qué mujeres les pasará? A cualquiera, es la respuesta del experto Luján Irastorza. “Siempre les decimos a las mujeres que no digan nada de su embarazo hasta pasados los tres meses de gestación, justamente por las pérdidas, si dicen antes, ilusionan al resto de la familia y de los amigos, pocos saben entender esta situación”, refiere.

Algunas personas señalan a la mujer: “no eres ‘buena’ para dar hijos”, “no ‘sirves’ como mujer”, “nadie te va a querer si no sabes ‘darle’ hijos ato marido o novio”, “es tu culpa por trabajar, por manejar un auto, por beberte una cerveza, por no dormir suficiente, por comer de más o de menos”, las acusaciones son diversas, son prejuicios y falsedades.

Todos esos señalamientos están equivocados, porque, aunque la mujer lo desee con todas sus fuerzas, no puede lograr que haya una pérdida por el simple hecho de pensarlo o desearlo, se necesitan una serie de factores genéticos, cromosómicos, biológicos, inmunes y/o ambientales para que ocurra una pérdida gestacional.

“Las palabras dañan mucho, especialmente a una mujer o pareja que acaba de tener una pérdida, por eso si no sabemos qué decir, es mejor cerrar la boca y no señalar a nadie porque no es posible que a veces hasta les digan: “ya verás que te vuelves a embarazar”, “cambia de médico porque ese no sabe”, “vamos a que te hagan una limpia, es cuestión de vibras y mal de ojo”, lamenta la psicóloga Gabriella Muzzi.

Mi novio y yo nos dimos cuenta de que estaba embarazada, eso nos impulsó a casarnos. Casi cumplía tres meses de embarazo cuando comencé con dolores en el vientre, estaba en mi trabajo, me desmayé. Cuando desperté estaba en el hospital, rodeada de policías, mi esposo se apartó de mí. Todos, familia y amigos, me culpaban de la pérdida, incluso los desconocidos. Al poco tiempo, me divorcié, me cambié de trabajo porque el acoso era terrible y desde entonces no he logrado tener una pareja estable.”

Ana, 31 años

La tasa de pérdida gestacional ocurre en mujeres de cualquier edad, porque cualquiera puede tener problemas médicos para lograr un embarazo a término:

Edad                                                             Tasa de pérdida gestacional

Menor de 20 años                                                  sin datos oficiales

20-24 años                                                                          11%

25-29 años                                                                          12%   

30-34 años                                                                          15%

35-39 años                                                                          51%

Mayor a 45 años                                                                93%

Había cascarón, pero no “pollito”

“No todos los embarazos son iguales, aunque la mujer sea la misma. A veces les explico a mis pacientes que sí, parece que hay un embarazo, pero en realidad no. Hago la siguiente metáfora: “hay cascarón, pero no pollito, entonces no tienes ningún embarazo sino un intento de él”, explica Luján Irastorza. Porque muchas de los abortos naturales no tienen como tal un embrión, solo hay un saco amniótico, pero nada más.

Los embarazos se pierden todo el tiempo, a cualquier hora y lugar, por diversas circunstancias médicas, cromosómicas y genéticas que involucran tanto a la mujer, pero también al hombres, quienes son los responsables de la mitad de la carga genética, cromosómica e inmune del embarazo.

“Los hombres pueden tener espermatozoides no funcionales, así como problemas genéticos y cromosómicos que alteren el embarazo, la situación es compartida, no es exclusiva de la mujer. Incluso, en parejas que son familiares directos no se recomienda que se embaracen, porque tendrán problemas para concebir y para tener un hijo sano”, explica el entrevistado.

México, sin atención profesional ante las pérdidas

“Debemos tener un consenso en México para saber cómo atender a las mujeres y a las parejas con pérdidas recurrentes de embarazo, puesto que en el país no hay un protocolo como tal para el diagnóstico, ni mucho menos para la atención de las mujeres que lo presentan, debido a que no se estudia el origen de la pérdida, solo se señala, pero no se conoce qué ocurre realmente”, refiere Luján Irastroza.

En México, un número importante de médicos (generales y familiares) ni siquiera está familiarizado con las palabras: pérdida gestacional; en otros casos, los ginecólogos mandan a reposar el embarazo y las mujeres lo pierden en la cama o en la ducha. No se trata de reposo, sino de atención especializada.

Al respecto, la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM, por sus siglas en inglés) la define como dos o más pérdidas del embarazo en útero clínicamente comprobado y enlista una serie de procedimientos para su atención.

Por su parte, la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) establece que implica una o dos pérdidas gestacionales, independientemente de su ubicación anatómica, en lo que sí hace énfasis es el diagnóstico preciso, oportuno y profesional. ¿Y en México?

Por Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana

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