Besa. Los besos, no solo en la boca, te llevarán al placer. Besa la piel de tu pareja, su espalda, sus dedos, su cuello. Y por supuesto déjate besar.
Auto–erotízate. Nunca conocerás tu cuerpo si no lo tocas. Así que busca un lugar tranquilo, tómate tu tiempo y busca tus rincones placenteros para estimularlos.
Pregunta. Pregúntale a tu pareja qué le gusta y qué no le gusta. Esto es obvio, pero nadie lo hace.
Aprende. No te creas que eres el amante que toda persona quiere. Así que nunca está de más aprender: nuevas posiciones, otros movimientos, diversos lugares para tener sexo. No hagas lo mismo siempre, terminarás por aburrirte tú y tu pareja.
Prodúcete. Lávate los dientes, recórtate el vello genital, perfúmate y ponte ropa interior limpia y sexy… y ¡a darle!
Déjate llevar. Durante el sexo no pienses, solo siente. Gime si lo necesitas hacer, abre y cierra las piernas para llegar al placer, toca, mira, huele, chupa y disfruta. El sexo es contundentemente una acción primitiva.
Recuerda que el sexo no tiene que ser doloroso, ni vergonzoso. Todos somos seres sexuales que nos gusta sentir y dar placer, así que prepárate con tus
anticonceptivos para que no estés preocupándote de los embarazos no deseados. Dale tiempo al sexo, para que puedas disfrutarlo, inviértele a los orgasmos y hazlos tuyos.
Con información de Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana]]>